Dos años después del derrocamiento popular de Gotabaya Rajapaksa, los cingaleses dieron otro giro y optaron por elegir presidente al izquierdista Anura Dissanayake, principal opositor al severo ajuste económico que con apoyo del FMI estabilizó la economía desde 2022 pero con un alto costo social.
Sri Lanka, una excolonia insular británica (1948) de 22 millones de habitantes, geopolíticamente estratégica frente a India, eligió en septiembre al izquierdista Anura Dissanayake como presidente, en lugar de Ranil Wickremesinghe (42,3%), a su vez sucesor del derrocado Gotabaya Rajapaksa en 2022.
“Nuestra política necesita ser más limpia, y la gente ha pedido una cultura política diferente”, dijo Dissanayake, un dirigente de formación marxista de 55 años, líder del Partido del Poder Popular Nacional (NPP).
“No soy un prestidigitador, no soy un mago”, aclaró el flamante presidente, casi sin apoyo en el Parlamento de mayoría centroderechista (el NPP tiene apenas 3 de las 225 bancas). “Hay cosas que sé y cosas que no sé, pero buscaré el mejor asesoramiento y lo haré lo mejor que pueda. Para eso necesito el apoyo de todos”.
Llamada originalmente Ceilán -miembro del Commonwealth británico- y desde 1972 república de Sri Lanka, en la isla conviven una mayoría étnica cingalesa (75%) y un minoría tamil (11%) históricamente en conflicto. Las fuerzas separatistas Tigres de la Liberación del Eelam Tamil (LTTE) fueron derrotadas recién en 2009.
Aunque hoy el factor tamil es menos relevante, tras la independencia la mayoría cingalesa bloqueó el acceso de esa minoría a las estructuras del Estado, lo que tradujo en una Ley Sólo para Cingaleses (Sinhalese Only Bill) en 1956.
En 1972, la Constitución de Sri Lanka favoreció la lengua cingalesa y la religión budista, hasta que en 1976 los Tigres Tamiles se opusieron, tomaron las armas en 1983 y después de 26 años de resistencia armada y atentados fueron doblegados.
El conflicto con los tamiles tiñó las relaciones con la vecina India (a sólo 31 km). En 1987, la isla y el gigante asiático firmaron un acuerdo bilateral. India desplegó una fuerza de paz en Sri Lanka, pero todo empeoró en 1991, con el asesinato del premier Rajiv Gandhi en un atentado explosivo atribuido a una suicida tamil.
Hasta 2023, India era el segundo destino de las exportaciones de Sri Lanka (por un total de U$S 15 mil millones, como la 76° economía del mundo) con envíos de té, caucho y textiles. El primer comprador es EEUU y el tercero, Reino Unido.
Estas elecciones del 21 de septiembre tuvieron un récord de 39 candidatos (35 ya se presentaron en 2019) y 17 millones de votantes registrados.
Los principales rivales de la reelección Wickremesinghe eran el líder opositor centrista Sajith Premadasa, un parlamentario de la clase política tradicional e hijo del expresidente Ranasinghe Premadasa (1989-93), y Dissanayake, un dirigente de formación marxista y el más crítico de las reformas económicas que lograron bajar la inflación pero a un alto costo social.
Sri Lanka encaró con el actual gobierno la reestructuración de su deuda pública -83 mil millones de dólares, poco más que su PIB- y una reforma financiera, ambas parte de un programa de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI) para sacar al país asiático de su peor crisis desde la independencia.
En 2022, la deuda acumulada, la falta de divisas y la recesión inducida por la pandemia derivó en una escasez generalizada de combustible, medicinas, gas de cocina y alimentos que terminó en protestas masivas, algunas violentas, la huida de Gotabaya y la elección de Wickremesinghe por el Congreso.
Con un rescate de U$S 2.900 millones del FMI, Wickremesinghe bajó la inflación de 70% en septiembre de 2022 al 2,4% en julio y se espera que la economía crezca un 3% en 2024, tras contraerse un 2,3% el año pasado y 7,3% en lo peor de 2022. Pero la pobreza trepa a 22% y cingaleses de clase media han ido dejando el país.
En el sistema electoral cingalés, los votantes pueden elegir a tres candidatos de la boleta indicando su orden de preferencia (1, 2, 3). Si un candidato obtiene más del 50% como primer preferido gana los comicios. Si no, los dos primeros suman las siguientes preferencias (2 y 3) de todos los votantes y surge un triunfador.
Alternativa “intermedia”
Wickremesinghe (75, foto) es un experimentado miembro de la dirigencia tradicional de Sri Lanka que se hizo diputado en 1977 por Unidad Nacional (UNP) y fue primer ministro -el más joven del país- en 1983 y hasta 1989 con el presidente Premadasa. Volvió a gobernar otras cinco veces y también a liderar la oposición.
Bajo su presidencia, consiguió reducir la inflación anual de 70% a 5%, recuperó el valor de la rupia, bajó las tasas de interés y logró renegociar la deuda con otros países como Francia y Japón, para empezar los repagos en 2028, mientras sigue negociando con acreedores privados otra mitad del total adeudado.
“Se acabaron las filas para comprar combustible, alimentos y medicinas. La gente tiene dinero en sus bolsillos. Pero tenemos que seguir estabilizando la economía. Acabamos de empezar a trabajar y no podemos detenernos. Votadme para seguir adelante”, argumentó el Presidente en campaña.
Pero las divisiones en el oficialista UNP y el hartazgo de muchos cingaleses con la clase política tradicional de la isla, en particular los jóvenes, conspira contra el intento reeleccionista de Wickremesinghe.
En frente, aparece como primer desafiante Sajith Premadasa (57, foto), líder de la oposición en el Parlamento y del Partido del Poder Popular (UPP) escindido del oficialismo, que encuadra al Presidente como un “sustituto” elegido por la clase dirigente que llevó al país a la crisis y ahora toma el peor camino para resolverla.
“Sri Lanka ha sufrido mucho con las políticas económicas neoliberales de extrema derecha, que básicamente han hecho más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. No estamos de acuerdo con eso. También ha dado lugar a un capitalismo de amigos”, ha dicho Premadasa.
Al mismo tiempo, advierte -en alusión al ascendente candidato izquierdista Dissanayake- que “la vía socialista de extrema izquierda tampoco dará resultados en beneficio del país y de la gente. Así pues, ofreceremos una visión intermedia. Adicionalmente, promete empoderar a la minoría tamil del país (11%)
Con o sin elite
Dissanayake (55, foto), líder del izquierdista Poder Popular Nacional (NPP), ha surgido y finalmente se impuso como una tercera alternativa -especialmente entre los más jóvenes- que rechaza a los partidos tradicionales y los responsabiliza por igual de la debacle económica.
“El pueblo de nuestro país tiene grandes expectativas de cambio. Querían un cambio y nosotros somos los agentes de ese cambio. Todos los demás candidatos son los agentes del viejo, fracasado y tradicional sistema”, argumenta Dissanayake, sin relación previa con sectores empresariales ni del poder establecido.
El NPP de Dissanayake es un movimiento de 21 facciones, incluidos partidos, grupos juveniles, de mujeres, sindicales y de la sociedad civil, cohesionados por el Frente de Liberación Popular donde se formó el candidato. Su programa económico, sin embargo, asume el libre mercado.
En el otro extremo de la oferta, aparece un símbolo del poder político histórico de Sri Lanka, el diputado Namal Rajapaksa (38, foto), el joven hijo del expresidente Mahinda Rajapaksa y sobrino del derrocado Gotabaya, cuya postulación pondrá a prueba definitivamente la legitimidad que mantienen esa élite tradicional.
La familia Rajapaksa dominó la política cingalesa desde que el país se convirtió en una democracia tras independizarse de Reino Unido en 1948. El liderazgo de Mahinda Rajapaksa para poner fin a una guerra civil de 26 años durante su presidencia de 2005 a 2015 llevó a su familia a la cima de su popularidad.
Publicado el 16/09/2024