top of page

LAS TIERRAS RARAS QUE MUEVEN EL MUNDO


Unos elementos minerales descubiertos hace más de tres siglos, las “tierras raras”, se han convertido en una auténtica palanca que mueve el desarrollo tecnológico y, por lo tanto, dicta la geopolítica del nuevo siglo con un protagonista central: China.


Las 17 tierras raras (ETR), imperceptibles a la vista pero centrales en la vida cotidiana moderna, saltaron al centro de la consideración mundial cuando el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, anunció su pretensión de controlar Groenlandia y cobrarle el apoyo militar a Ucrania en riquezas minerales.


Como el carbón y el hierro de la Cuenca del Ruhr (Alemania) en las dos guerras mundiales del siglo veinte, las ETR se vuelven ahora un botín económico de valor geopolítico por su relevancia en el desarrollo tecnológico civil y militar pero también en la revolución tecnológica y la transición energética.


Desde el liderazgo de la primera potencia económica y militar mundial, Trump actuó con forma destempladas pero siguiendo una preocupación de fondo de EEUU: es China la que controla un 80% de la producción de tierras raras, y posee las mayores reservas mundiales de estos elementos minerales, casi el 40% del total conocido.


Ucrania tiene yacimientos valuados -con estimaciones geológicas de la era soviética- en hasta 11,5 billones de dólares en minerales críticos en general (incluyendo las 17 tierras raras) con galio, litio (hasta 10% de las reservas mundiales), grafito, cobalto y titanio. 


Aunque poco explorado, el suelo ucraniano tiene reservas probadas de circonio, utilizado en motores a reacción, y de la tierra rara escandio, ambos aún sin explotar. Otros son de “minerales críticos” como el tantalio (para semiconductores), niobio (con propiedades superconductoras), y berilio, un metal del sector aeroespacial.


El servicio geológico danés estimó en 2023 que los 400.000 km2 de Groenlandia no cubiertos por hielo tienen depósitos moderados o elevados de 38 minerales esenciales según los criterios de la UE. Eso incluye las tierras raras disprosio, neodimio, escandio e itrio.  


"Groenlandia podría contener hasta el 25% de todos los recursos de ETR del mundo", según el geólogo Adam Simon. Consciente, Trump declaró al justificar su interés en Groenlandia: “Quiero asegurar el acceso a las tierras raras”.

Las tierras raras plantean a Occidente, y en particular a Estados Unidos, un dilema singular: para reducir el control de China sobre la producción de las ETR necesitan una fortaleza económica, tecnológica, militar y -por tanto- geopolítica que sólo pueden mantener por ahora consumiendo las que provee Beijing.  


En el contexto de la “guerra de los chips” ya hubo intercambios duros: Estados Unidos prohibió el acceso a procesos que controla Occidente mientras China dejó de exportar minerales como antimonio, galio y germanio


En el caso de las tierras raras es más riesgoso para ambas partes: una se arriesga a romper una cadena de suministro de la cual dependen sus ritmos tecnológico y de producción económica. La otra, puede terminar perdiendo el control (si Occidente encuentra alternativas de explotación) y el negocio en sí de exportarlas.


En 2024 se usó 4.500% más de tierras raras en todo el mundo que en 1960 y el mundo seguirá necesitando hallar reservas para satisfacer la demanda actual. Las estimaciones publicadas calculan que la demanda de ETR puede crecer de tres a siete veces para 2040, según avance la tecnología de baterías y turbinas eléctricas.


Esas raras tierras raras

Las ETR fueron descubiertas en el año de la Revolución Francesa (1789), cuando un teniente sueco, Carl Axel Arrhenius, descubrió una "piedra negra dura" en una mina de la ciudad de Ytterby (Suecia). Cuando las recibió el químico Johan Gadolin no logró identificar los materiales, así que las llamó "tierras raras"


De a poco se fueron aislando elementos de las ETR, que recibieron nombres asociados con la ciudad: itrio, erbio, terbio, iterbio. Estos 17 elementos metálicos fueron identificados y clasificados recién en el Siglo XX (15 lantánidos, más el escandio y el itrio): son grandes conductores eléctricos y de valor magnético. 


Las tierras raras impactan hoy en la vida cotidiana de todo el mundo: están presentes desde los primeros televisores fabricados en la segunda mitad del siglo pasado hasta los vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos actuales, y también productos industriales de alta tecnología, como turbinas de aviones. Son además absolutamente claves para completar la transición energética con energías verdes.


Las ETR se dividen entre ligeras (LREE) y  pesadas: los ligeros del grupo, como el lantano, el cerio y el neodimio, son más comunes. Los pesados, como el disprosio, el terbio y el iterbio, son más aún raros y más complejos de extraer. 


Las tierras raras forman parte de los minerales críticos, un universo más amplio con el que se la suelen confundir. Explica la IGF que minerales críticos son las materias primas —minerales y metales— necesarias para generar energía renovable, producir tecnologías no contaminantes y facilitar la transición hacia un futuro más sostenible y con bajos niveles de carbono.


El término “minerales críticos” es la designación más común y se suele utilizar indistintamente con los términos “minerales estratégicos”, “minerales estratégicos y críticos” y “minerales para la transición energética”.


La ventaja de China



Así como Inglaterra lo tuvo con el carbón en el inicio de la Revolución Industrial, y después Estados Unidos y Medio Oriente lo tuvieron con el petróleo, ahora es China el país que tiene el control de la producción de las tierras raras que mueven el resto del mundo. Además tiene la ventaja única de su gran escala de producción y lidera la investigación y la aplicación industrial de tecnologías especializadas relacionadas. 


China controla el 36,7% de las reservas globales de tierras raras, mientras los que siguen, Brasil y Vietnam,la igualan pero sumados (18,3%). Después aparecen Rusia (10%) e India (5,8%). Otro 10,9% restante se distribuye de modo dispar. Los chinos son responsables además del 60% de la extracción y del 85% del procesamiento. La más grande de todas sus minas está en Baiyun Obo, en Mongolia Interior, donde -según la NASA- se concentra casi la mitad de la producción mundial de ETR.


Pero esto viene atado además a un despegue tecnológico chino que le permite rivalizar ya de tú a tú con el estadounidense. En su primera administración, Trump había incluído a las tierras raras bajo el paraguas de la seguridad nacional, porque para entonces China ya llevaba décadas de inversión e investigación tecnológica.


Así, según un informe de 2024 del Instituto Australiano de Política Estratégica, entre 2003 y 2007 era EEUU el que encabezaba 60 de las 64 tecnologías críticas de su index, contra sólo 3 de China Pero entre 2019 y 2023 el dominio estadounidense se redujo a 7 de las 64 tecnologías, mientras que el chino se extendió a 57.


Por eso también la demanda interna de tierras raras en China crece al punto que retomó las operaciones de minado en cuatro depósitos de la provincia de Jiangxi, donde se habían suspendido en 2017 entre cuestiones ambientales. China también impulsa la extracción de ETR en la región, para importarlas y procesarlas de países como Myanmar, Laos y Vietnam, a través de empresas de capitales chinos.

Frente a esto, se activa la asociación entre empresas estadounidenses y europeas dedicadas a la explotación de tierras raras, como un proyecto en Utah cuyos materiales son enviados a Estonia para su transformación. Otra iniciativa transatlántica es de extracción en Canadá y refinado en Noruega.


Japón, todavía una potencia tecnológica, aumentó su inversión en el gigante australiano de tierras raras Lynas para asegurarse el suministro de tierras raras pesadas. Su dependencia de China en ETR ha caído de más del 90% de las importaciones al 58% en una década.


Riesgo ambiental



Las tierras raras pasan por nuestras manos a diario, a través de smartphones, tablets y otros dispositivos con pantallas táctiles. Son muy buenas conductoras de electricidad y tienen propiedades magnéticas que hacen que sean útiles para crear baterías para coches eléctricos o pantallas táctiles. 


Pero ETR como el neodimio, escandio e itrio son también muy complejas de extraer, ya que se encuentran embebidas en ciertos minerales y aleaciones: aunque son abundantes, es muy raro encontrarlas en su forma pura y tienden a presentarse en bajas concentraciones. 


El proceso de extracción es complicado e invasivo y para separar al mineral de los otros compuestos se necesita una reacción iónica y los residuos de esta reacción son los que se hacen tan contaminantes. Así, el agua ya no se puede reutilizar, por todos los desechos tóxicos y radiactivos que le quedan. Aunque no producen emisiones de gases de efecto invernadero, no son tan limpias  como se pensaba.


Por cada tonelada de tierras raras producida, el proceso de minería produce 13 kg de polvo, entre 9600 y 12.000 metros cúbicos de gas residual, 75 metros cúbicos de aguas residuales y una tonelada de residuos radiactivos. Los elementos extraídos a menudo contienen torio y uranio radiactivos, lo que hace que la extracción sea más difícil y peligrosa si las preocupaciones ambientales son de baja prioridad. 


Las operaciones mineras inseguras, que generan, por ejemplo, partículas radiactivas transportadas por el viento, también tienen consecuencias a largo plazo para la población circundante. Además, se producen impactos significativos en el suelo, lo que dificulta la actividad económica en la zona.


Publicado el 18/3/2025


Mantenete al tanto de la actualidad global

Suscribite a nuestro Newsletter y lee nuestros informes antes que nadie

Gracias por sumarte!

  • Facebook
  • Twitter
  • YouTube
  • Instagram
bottom of page