Ya conoce las noticias: el campo de batalla de la nueva Guerra Fría son nuestros smartphones. ¿Han caído EEUU y China en la trampa de Tucídides?
Las tensiones han aumentado bruscamente. En gran parte, pero no exclusivamente, por culpa de EEUU. De una extraña manera, todo esto nos devuelve a la etapa anterior al 11-S. Si lo recuerda, la Administración de George W. Bush llegó con una mirada bastante agresiva hacia China. Después sucedió el 11-S y se produjo un largo rodeo que fue la guerra contra el terrorismo y Oriente Medio, pero sí, la Administración Obama ya estaba pivotando para contener a China en Asia. Trump es una figura mucho más belicosa y se ha centrado en el comercio, no únicamente en él, pero sí en la economía y está atacando las bases del crecimiento chino. Los chinos intentan ser más influyentes, en cierta manera más agresivos, y tienen un presidente más nacionalista que sus predecesores. Pero la fuerza fundamental que rige las relaciones entre la potencia emergente y la incumbente ahora mismo es la desconfianza. Por lo tanto, me parece que la predicción de mi amigo Graham Allison ha sido confirmada.
¿No es este el enfrentamiento de dos modelos de capitalismo, uno dirigido y otro libre?
Si queremos tomar en serio la trampa de Tucídides, el elemento ideológico no es importante en este momento. Una pregunta interesante que nos podemos hacer es qué pasaría si China no fuese un país comunista y fuese una democracia capitalista como EEUU y pudiera elegir su propio Trump. ¿Cree que el enfrentamiento sería menor? No, sería mayor. El núcleo del enfrentamiento no es la ideología, es el poder. EEUU no quiere aceptar ningún otro papel en el mundo que no sea el de su propia primacía. Y si China, que es un país enorme, alcanza un desarrollo capitalista exitoso y lo hace mejor, esto puede ser una amenaza mucho mayor que lo supuso la URSS.
Pero brinda una excusa...
Sí, pero no estoy convencido de que el choque de modelos sea el corazón de este conflicto. No niego que ofrezca excusas para una guerra comercial. Pero también se aprecia un deseo profundo en la actual Administración de EEUU de destruir a la Unión Europea (UE) y eso no es por una razón ideológica, sino porque EEUU no quiere tener rivales.
¿Qué consecuencias tendrá esto? Alemania, por ejemplo, ha descubierto que su economía está más chinificada de lo que creía.
Está amenazada por los dos lados. Por EEUU que quiere reequilibrar su comercio y podría actuar sobre las importaciones de coches, aunque no lo hace por el momento, y por el otro lado es muy dependiente de China porque es el mayor mercado al que exporta. En el mundo de la globalización, el libre comercio está amenazado. Alemania es el país importante que más depende de sus exportaciones y obviamente el más vulnerable. El asunto es profundo y toca el modelo político alemán que se ha basado muy estrechamente en el apoyo solidario de EEUU. Por tanto, el mundo está metiéndose en un túnel que es un gran desafío para Alemania y, por ende, para Europa.
¿Nos estamos desglobalizando?
Probablemente. Y tal vez muy rápido. Después de la crisis, el comercio mundial ha crecido en línea con el producto mundial. Éste es un gran cambio respecto a la etapa precrisis cuando el comercio creció más que el producto durante un largo periodo en que la economía mundial se integró más y se globalizó. El resultado de este largo periodo de integración es que el comercio y los flujos financieros en relación al PIB alcanzaron su máximo histórico en 2007. Ahora, sospecho que me sorprendería si no viéramos una contracción real del comercio mundial.
El multilateralismo hoy es muy débil. Trump o el Brexit no lo fortalecen. ¿Vuelve el Estado-nación con sus fronteras y su identidad?
Ahí hay varias preguntas que creo que hay que separar. Lo primero es el resurgimiento casi generalizado del nacionalismo: no es universal, es una recuperación de la identidad nacional contra lo global, que enfatiza que eres inglés y no europeo, o europeo y no humano, reivindica una identidad estrecha...
Sí, una identidad sectaria, que se define por oposición...
Sí. Es algo que nos devuelve a los años 30. Esto conduce a una fragmentación del sistema mundial.
¿Y el multilateralismo?
Había un conjunto de reglas que obligaban a todo el mundo en el interés de todos. Es la misma idea que está detrás del comercio global. Pero el nuevo sistema nos habla de poder y en esos términos los nacionalismos no son iguales: esto no sólo no es un movimiento hacia el multilateralismo sino un desplazamiento hacia una política de potencias. Es algo que siempre me ha parecido obvio: si usted dice que a partir de ahora nuestro principio ordenador va a ser la identidad nacional, ¿quién gana? Pues las grandes potencias. El final del multilateralismo no es un mundo feliz de identidades nacionales, el final del multilateralismo que, por ejemplo, representa la UE, es un mundo donde impera la política de las grandes potencias. Por eso el Brexit es increíblemente estúpido. Quiero subrayar dos aspectos: la identidad nacional como principio general contra las reglas internacionales sólo hará prevalecer la ley del más fuerte y, en segundo lugar, para ganar bajo este principio, la decisión de abandonar la UE es un error. El Reino Unido ya no es una gran potencia, es una modesta potencia.
¿Tiene que ser un fracaso el Brexit?
Me pregunta si el Brexit tiene que ser un fracaso, cosa que es distinta a si el Brexit será un fracaso. O sea, ¿podría el Brexit ser un éxito, en el sentido de que el Reino Unido sea más próspero? Ésta es una cuestión que sólo recoge una parte de la pérdida que supone dejar la UE en este momento. El Brexit es un acontecimiento muy desestabilizador. Los dos principales partidos están profundamente divididos y ambos se han movido radicalmente hacia sus extremos. Por lo tanto, es muy fácil decir que es un hecho que el Brexit será un fracaso porque el sistema de partidos está roto, la ley constitucional está rota y no está nada claro cuándo tendremos un gobierno estable en el corto plazo dirigido por gente modestamente competente. Incluso con un gobierno sensible no hay garantías. El Brexit es un sudoku que depende de alcanzar un acuerdo o no. El Brexit sin acuerdo puede ser un shock, una gran confusión, ya que una ruptura sin acuerdo pone muy difícil alcanzar un buen pacto comercial con la UE durante años... Cualquier acuerdo comercial plausible debería empezar por poner de manifiesto las pérdidas asociadas con la reducción del acceso a la UE. No espero que, después de todo, la política doméstica sea sensible al desorden y la incompetencia que ha creado, me parece clarísimo que el Brexit no podrá enjugar las significativas pérdidas en términos de dinamismo económico y prosperidad que vamos a tener.
Los países ricos están muy endeudados. ¿A dónde nos lleva esto?
Es importante distinguir las economías que están endeudadas interna y externamente. En la mayoría de países desarrollados -la Eurozona es un caso especial porque tiene una constitución monetaria consistente en una moneda internacional que es el euro en vez de la moneda de cada país- la mayor parte de la deuda está expresada en su moneda y la mayoría está en manos de sus nacionales. En el caso de EEUU, sí, tiene una gran deuda externa, pero está denominada en su moneda que es la principal del mundo. A mi juicio, esta situación es manejable.
¿Qué pasa con los que, como la Eurozona, no controlan su moneda?
Un país que no controla la moneda en la que está endeudado, que es el caso hasta cierto punto de la Eurozona, la situación sería un poco más difícil porque podría caer en un default o porque el banco central quizá no apoye tu deuda. Podría suceder que un Estado miembro cayera en un default y su sistema bancario fuera detrás. España ahora está muy bien, pero en Italia los bancos tienen mucha deuda de su gobierno. Y si el Banco Central Europeo dejara de comprar deuda italiana uno puede imaginar la situación que se produciría. ¿Qué haría la Eurozona en una situación así? Nadie lo sabe. La última vez se evitó porque el BCE compró su deuda y bajó los tipos de interés a cero, pero la próxima vez nadie sabe.
¿Qué piensa de la Teoría Monetaria Moderna (TMM)?
Me inclino a pensar que lo que es verdad no es nuevo y lo que es nuevo no es verdad. Qué es lo que dicen sus partidarios: si un país emite su propio dinero y tiene una moneda que la gente está dispuesta a mantener y se produce una recesión significativa, siempre se puede generar la suficiente demanda para volver al pleno empleo. Es macroeconomía keynesiana muy normalita, que es cierta, pero no es nueva. Esto se ha hecho en el Reino Unido y en EEUU en 2008 y funcionó bien. Pero esto no significa que no existan restricciones, que puedas imprimir dinero sin límites y que la gente vaya a querer todo el dinero que emites, ya que, si aparece inflación, pueden decidir que ya no lo aprecian. Pienso que la TMM es más un envoltorio de cosas que parecen revolucionarias que lo que de verdad es. Eso es nuevo, pero no es cierto. Tiendo a pensar que no deberíamos tomarnos demasiado en serio esto, salvo que alguien sea elegido y empiece a aplicarla, a crear más dinero, y tengamos un problema. Eso sería malo.
Nuestro tiempo ha desafiado algunas de las ideas sólidas de la Economía. Se esperaba que una expansión de balance de los bancos centrales provocara inflación y no ha sido así. Se sube el salario mínimo y el impacto sobre el empleo es despreciable. ¿Qué ocurre con la ciencia económica, ha cruzado el espejo de Alicia en el País de las Maravillas?
Quiero hacer un punto general y después abordar estos ejemplos. El punto general es que la economía describe un mundo increíblemente complejo. El mundo real consiste en billones de productos que contienen millones de tecnologías distintas y de características diferentes, y al mismo tiempo el mundo real contiene miles de millones de seres humanos, con distintas opiniones, maneras de hacer, con distintas expectativas, con formas muy complejas de comportarse. Y toda esta complejidad se intenta explicar de una manera relativamente simple que se pueda entender. Siempre hemos sabido esto, que la economía supone simplificar. Lo importante, a mi juicio, reside en entender cuándo una simplificación funciona y cuando es inapropiada.
¿Y los dos ejemplos?
La simplificación que dice que la creación de dinero puede provocar inflación descansa sobre supuestos: si el banco central expande su oferta de dinero, pero el sistema bancario está estropeado, la política monetaria no se transmitirá correctamente. El segundo ejemplo toca la asunción implícita de que actuar sobre el salario mínimo puede elevar el desempleo, pero esto sucede cuando el mercado laboral es perfectamente competitivo por ambos lados, la oferta y la demanda. Pero la evidencia empírica reciente indica que el actual mercado del trabajo no es competitivo, sino que tiene fuertes tendencias monopsónicas. Estos dos ejemplos evocan la verdadera gran cuestión que he aprendido en estos años y es que el marco mental sobre cómo la economía está funcionando no deriva del pasado, no deriva de la teoría, sino de los juicios sobre lo que es relevante ahora. Es una simplificación sobre lo que es apropiado ahora. Los economistas habíamos olvidado esto. Nos hemos vuelto demasiado mecánicos, olvidando el papel de la política, de las instituciones. Los economistas desarrollaron una heurística equivocada al asumir que estaban tratando con algo permanente y neutral -el mundo físico-, que se parecía al objeto de la física o la ingeniería, cuando en realidad lo suyo eran la sociedad y los seres humanos.
Entrevista publicada el 27/05/2019 en El Mundo, realizada por John Müller a Martin Wolf